La profesionalización del baloncesto no se completó verdaderamente hasta 1990. En 1989, la FIBA cesó de excluir a los profesionales de sus torneos y en 1992 los jugadores profesionales pudieron jugar por primera vez en los Juegos Olímpicos. Esto no fue óbice para el desarrollo del deporte amateur, y se estima que en 2012 veintiséis millones de personas practicaban el básquet en los Estados Unidos, entre ellos quince millones de manera esporádica.